martes, 9 de junio de 2009

Coco



- El otro día me dijo que se iba a comprar un elefante - tiró Jorge.
- ¿Quién? -preguntó Mingo, que ahora lo miraba atento. Dejó la taza sobre el platito y corrió la cuchara a un costado.
- El Coco -respondió Jorge.
- ¿Qué Coco?
- ¡Coco!
Mingo hizo gesto de no tener idea de quién le hablaba.
-El que te presenté acá hace un tiempo -insistió Jorge-. Estaba Juanca también, que al rato se fue porque tenía que hacer no sé qué con el hijo. ¿Te acordás que te pusiste a hablar de elefantes? De la diferencia entre los asiáticos y los africanos.
Mingo no sabía si lo estaba jodiendo o si lo había confundido con otra persona.
- ¿Yo le hablé de elefantes?- dijo arrimándose con la silla y apoyando los codos sobre la mesa.
- ¡Sí! Habías visto un documental en la televisión y saltaste con el tema.
- ¡Ah sí, el documental! Muy bueno -dijo Mingo aliviado por resolver el misterio y tomó otro sorbo de café.
- ¿Te acordás? Bueno, parece que al tipo le rompiste tanto las bolas con los elefantes que se hizo el bocho y ahora quiere comprarse uno.
- ¿Africano o asiático? -preguntó Mingo torciendo una sonrisa-.
El mozo subió el volumen de la tele porque había empezado la lotería.
- Escuchame Jorge, ¿para qué me presentás a esa gente? La vez que lo trajiste ya se notaba que era un poquito pelotudo. Como siempre, no dije nada porque te ibas a hacer el ofendido. Decime, ¿para que mierda quiere un bicho de esos?
- ¿Y yo qué sé? Se sentirá solo -respondió Jorge-. El tema es que el tipo ya lo tiene decidido y compró el pasaje a África para hablar con un vendedor que le hace precio.
- ¡Ah, ¿le hace precio?! Buenisimo. Claro, están caros los elefantes acá, con la inflación y todo el quilombo es mejor comprar afuera. ¿No averiguó en Ciudad del Este?
- No creo. Parece que ahí son todos truchos. Le tenes que cambiar la batería cada seis vueltas a la manzana.
- Encima te mea la alfombra y queda una baranda terrible -dijo Mingo y se desperezó para atrás, como para terminar con este tema-.
- ¿Pedimos otro?- dijo Jorge señalando las tazas vacías.
- ¿Qué hora es?
- Cuatro y cuarto.
- Me voy. Tengo que ver al escribano porque mi hijo quiere sacar el carnet de conductor.
- Guarda con eso. El pibe te va a meter en quilombos con el auto.
- Y seguro. Pero, ¿qué voy a hacer? Es el cumpleaños y no quiere otra cosa. Me voy, decile a Mario que me anote el feca. Mandale saludos al Coco ese, si lo ves… y no seas hijo de puta, no lo traigas más.

lunes, 8 de junio de 2009

Sofía


14 de julio. Martes.
Hoy Sofía volvió a pasar por el kiosco. Llevaba un vestido celeste, liviano y floreado. Margaritas naranjas por toda la tela. “¿Como andas Guille?”, me dijo. Yo le contesté alguna pavada de rutina, como suelo hacer cada vez que la veo. Agarró el Clarín y se fue. Qué linda estaba con el pelo agarrado atrás. Pero seguro tiene novio, o algo. No sé ni para qué me caliento. Una mina así no puede andar sola.

16 de julio. Jueves.
Otra vez el pesado de Quintana 433 vino a hacerse el cocorito. “Pará de mandarme el Olé. ¡Me importa un carajo el fútbol!” Claro, si tiene una terrible pinta de trolo. Le debe gustar el golf o uno de esos deportes pedorros.
Igual yo no tengo la culpa, es del pibe que está a la mañana y se encarga de los envíos a domicilio. ¡Siempre hace quilombo el pendejo ese! Y encima el viejo este se aprovecha. Sabe que el pibe en la primera nomás arruga y se queda callado. Conmigo no. Si se hace el loco de nuevo, se la voy a pelear hasta el final.

18 de julio. Sabado.
Qué quilombo me armó hoy la vieja del videoclub. Que le faltaba no sé qué cosa a la revista, que tenia que venir el suplemento de los viernes y qué sé yo. ¡Me quería devolver el diario! Yo me reía, ¿qué voy a hacer? No es mi problema que el diario llegue con la mitad de las cosas. “Si quiere se lo encargo para la semana que viene”, le dije. Se hizo la ofendida y se fue. Ojalá no vuelva más, vieja amarreta.
"El Olé", me dijo rápido el pibe que hace cinco años compra Billiken. Ahora debe tener 13 años y ya está para otras cosas. Viene y me dice, seco: “El Olé”. Se lo dí y salió cagando. El viernes pasado me hizo lo mismo. Ya le saqué la ficha. La semana que viene va a volver porque el diario ahora está sacando un almanaque con minas en bolas. Una distinta para cada mes y tenes que juntar las doce hojas, que vienen cada viernes, para completarlo. Lo raro es que siga comprando Billiken.

19 de julio. Domingo.
Hoy la volví a ver a Sofía. Fuera del kiosco. Ya había cerrado el puesto y me volvía a casa por Yrigoyen cuando vi que venía por la vereda de enfrente. Me hice el boludo y seguí caminando. Seguro no me iba a reconocer. Y además estaba oscuro. En esa cuadra, con los árboles que tapan los faroles, no se ve nada. Si cruzaba iba a pensar que era un chorro y ni me iba a escuchar.
Que linda estaba de negro. ¿Me dará bola algún día?